Por Israel Navarro
Twitter @navarroisrael
México está viviendo uno de los momentos de mayor división entre mexicanos. Prueba de ello es la marcha que se llevó a cabo el domingo pasado como reacción a la aprobación del llamado Plan B Electoral del presidente López Obrador. Pero justamente por esta polarización, quiero exponer y explicar los mensajes erróneos de cada bando, porque si no encontramos un punto medio vamos directo a la radicalización.
Dijo AMLO que quien apoyara la corrupción que marchara el domingo. No señor presidente. La marcha no se trató de apoyar la corrupción, sino de prevenirla en el sistema electoral, ese mismo que a Usted lo hizo presidente en el 2018.
Dicen los sectores morenistas que la marcha era para apoyar a García Luna. Nada más falso. El exsecretario de Seguridad de Felipe Calderón y el veredicto de culpabilidad no es una causa ciudadana. La corrupción de funcionarios encargados del combate al crimen organizado, sean de la administración que sean, nos afecta a todos.
Dicen también los seguidores lopezobradoristas que la marcha encaraba el racismo, clasismo y elitismo. Equivocados de nueva cuenta. Marcharon ciudadanos preocupados por el aglutinamiento de poder en el oficialismo, y nótese que lo hicieron por convicción, no por acarreo.
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Pero va el otro lado. Coreaban los asistentes a la marcha: “Fuera López!”. Gente, tampoco se trata de eso. La marcha no era para pedir la destitución del presidente. AMLO ganó con el voto de la mayoría y su periodo termina en el 2024. No antes. Resulta contradictorio decir que van por defensa la democracia y arengar con ese disparate.
Y tampoco se trató de hacerle el caldo gordo a los empresarios que estuvieron detrás de la organización, ni de impulsar a los partidos de oposición, ni de promover a ningún político oportunista que quiso sacar raja política de la marcha.
De lo que sí se trató fue de manifestar el desacuerdo de la sociedad por las intenciones del presidente de cooptar un órgano autónomo como el INE, para asegurar su buen e imparcial funcionamiento en la elección del 2024. Esa que le preocupa harto a AMLO.
La democracia en México no se construyó de la noche a la mañana. Tomó décadas lograr tener un sistema confiable, por eso es importante no perder la perspectiva de cuál es el interés común entre tanta polarización: tener un sistema electoral en el que manden los ciudadanos. No el presidente, no los partidos, no los empresarios, no los políticos, sino el pueblo. Comencemos a cicatrizar por ahí.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica.
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