Por Israel Navarro
Twitter @navarroisrael
Otra raya más al tigre. Resulta que a Trump le ha caído una nueva acusación criminal, la tercera en este año. Es decir, van tres veces que ha sido acusado, arrestado, comparecido ante el juez, y éste le ha concedido el enfrentar el proceso en libertad bajo fianza. Pero si no fuera por eso estaría en fresco bote. Y los cargos son bastante serios, ya no se trata de temas mundanos como evasión fiscal o uso de dinero de la campaña para callar gente. No, estamos hablando de sedición, rebelión, conspiración para defraudar al país, conspiración para obstruir un procedimiento oficial, obstrucción de un procedimiento oficial, y conspiración contra derechos de los ciudadanos, entre otros tantos. Todo por emberrincharse con el resultado de la elección del 2020.La pregunta del millón es: ¿puede Donald Trump llegar a ser presidente aun con todos estos cargos en su contra, y peor aún, si es hallado culpable? La respuesta es sí.
Verán, la Constitución de Estados Unidos establece dos requisitos para ser presidente: uno, ser estadounidense por nacimiento; y dos, tener 35 años de edad. No dice nada de inhabilitaciones por enfrentar un proceso judicial. Y aquí es donde la cosa se pone buena porque tampoco existe una limitación legal para que Trump, en caso de que gane la reelección, no pueda ser presidente desde la cárcel, o hacer campaña desde la cárcel. Pero mientras no haya una sentencia, Trump seguirá libre como el viento, peligroso como el mar. De esta manera, está tejiendo su estrategia en dos sentidos:
Desde el punto de vista comunicacional está utilizando las acusaciones en su contra para victimizarse, ganar la candidatura, recaudar billete, y solidificar a su base. Y le está saliendo bien porque al momento tiene el 54% de las preferencias en la contienda interna del Partido Republicano, 34 puntos por encima del más cercano competidor que es, Ron De Santis; y tan solo en los últimos tres meses recaudó 35 millones de dólares. Trump sabe que cada acusación, lo fortalece políticamente.
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Y desde lo jurídico, Trump sabe que lleva todas las de perder, pero sus abogados están tratando de extender lo más posible el proceso de los juicios para que, si llegara a ganar la elección, al asumir la presidencia, ordenaría a las fiscalías que dependen de Departamento de Justicia, el desechar los casos en su contra. En caso de que haya una sentencia, a Trump le queda la carta de auto-otorgarse un perdón presidencial. No sabemos si eso sea válido, y muy seguramente la Suprema Corte de Justicia tendría que emitir un dictamen, pero Don Donald no tendría ninguna pena en poner a prueba los límites del sistema de justicia con tal de obtener impunidad.
En resumidas cuentas, para Trump no hay mañana ni medias tintas. Es hasta 561 años de cárcel o 4 años más en la Casa Blanca. Definitivamente será una contienda que combinará House of Cards con Law & Order.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica.
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