Después de una década sin saborear la euforia de un campeonato, los Diablos Rojos finalmente lograron su anhelado título número 17 de la Liga Mexicana de Béisbol. La victoria llegó tras una serie de cuatro triunfos consecutivos sobre los Sultanes de Monterrey, coronada ayer en el estadio Mobil Super con un marcador de 4-2. A pesar de la tensión en la novena entrada, donde parecía que el título se les escapaba de las manos, los Rojos mantuvieron la calma y aseguraron el campeonato.
Desde el inicio, los Diablos demostraron su determinación. En la primera entrada, un jonrón de José Marmolejos, quien fue nombrado el jugador más valioso de la noche, impulsó tres carreras con Franklin Barreto y Robinson Canó. La ofensiva escarlata no dejó dudas sobre su intención de reclamar el título.
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El pitcheo de los Diablos también brilló, con Brooks Hall permitiendo solo dos hits en siete entradas. Mientras tanto, los Sultanes, conocidos como los fantasmas grises, no lograron despertar hasta la novena entrada, después de 29 innings sin anotar.
La novena entrada fue un verdadero drama. El cerrador japonés Tomohiro Anraku enfrentó dificultades, permitiendo dos carreras y dejando corredores en primera y tercera base. Un error de Robinson Canó encendió aún más la tensión, pero fue Canó mismo quien, con un acto de redención, aseguró la última jugada que selló la victoria.
Así, los Diablos Rojos del México finalmente alcanzaron su título número 17, poniendo fin a una espera de diez años y dejando una huella imborrable en la historia del béisbol mexicano.
Con información de La Jornada
bvp
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