El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) realizó este viernes 6 de junio una serie de redadas en Los Ángeles, con la participación de agentes armados, vehículos blindados y el uso de gases para dispersar a la población. Las operaciones provocaron enfrentamientos con activistas y miembros de la comunidad que intentaron impedir los arrestos.
Defensores de inmigrantes reportaron al menos tres grandes operativos en zonas hispanas del centro de la ciudad, incluida la detención de más de 45 personas. “Alerta, la migra está por todos Los Ángeles este viernes”, advirtieron mensajes de texto que circularon entre la comunidad.
Dos de las redadas se llevaron a cabo en el Distrito de la Moda, donde al menos dos docenas de trabajadores fueron arrestados. Activistas que intentaron frenar el operativo reportaron el uso de gases por parte de agentes en uniforme camuflado. Un manifestante cayó al suelo al tratar de bloquear una camioneta de detención.
El FBI confirmó su participación en los operativos, al igual que la DEA, cuyos agentes también fueron vistos en el lugar. Ron Góchez, director del colectivo Unión del Barrio, calificó los hechos como “un ataque coordinado, armado y terrorista”, al señalar que la intención es sembrar terror entre trabajadores inmigrantes.
Las redadas comenzaron desde las siete de la mañana con el arresto de jornaleros en Westlake, un barrio con alta población centroamericana y mexicana. También hubo reportes de actividades cerca de escuelas, lo que obligó a padres de familia a organizar rondas de vigilancia.
La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, expresó su “profunda indignación” ante los operativos, y denunció que las tácticas utilizadas siembran terror y atentan contra la seguridad de la ciudad. Anunció que trabaja con organizaciones defensoras de los inmigrantes para apoyar a las familias afectadas.
Por la noche, se convocó una manifestación frente a la cárcel de inmigración del centro de Los Ángeles, cerca del edificio de la Alcaldía. Esta operación es la más grande desde que Donald Trump regresó a la presidencia y forma parte de una nueva meta del gobierno: realizar al menos 3,000 arrestos diarios, una medida que ya ha despertado fuerte rechazo social, sobre todo por la detención de personas que no representan un riesgo para la comunidad.
Con información de DW
bvp
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