El papa Francisco ha intensificado sus críticas hacia las políticas migratorias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificando las deportaciones masivas de migrantes como «moralmente perversas» y una «vergüenza». En una carta dirigida a los obispos estadounidenses, el pontífice enfatizó la dignidad de todos los migrantes y condenó la equiparación de la condición ilegal con la criminalidad.
La respuesta desde la Casa Blanca no se hizo esperar. Tom Homan, encargado de inmigración de Trump, sugirió que el papa debería centrarse en los asuntos de la Iglesia y recordó que el Vaticano también está rodeado por un muro.
Esta confrontación subraya las tensiones persistentes entre el papa Francisco y la administración Trump en torno a la política migratoria. El pontífice ha instado a los fieles católicos y a todas las personas de buena voluntad a oponerse a narrativas que discriminan y causan sufrimiento a los migrantes y refugiados.
Además, Francisco ha realizado nombramientos estratégicos de obispos que defienden los derechos de los migrantes, como Edward Weisenburger en Detroit y Robert McElroy en Washington. Estos movimientos se interpretan como una respuesta directa a las políticas de Trump y a la reciente designación de Brian Burch, crítico del papa, como embajador ante la Santa Sede.
La agencia católica Caritas también ha condenado la decisión de la administración Trump de desmantelar la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), advirtiendo que esto pone en peligro la vida y dignidad de millones de personas.
Este enfrentamiento destaca las diferencias fundamentales entre la visión humanitaria del papa Francisco y las políticas migratorias de la administración Trump, evidenciando una profunda división en la forma de abordar la crisis migratoria.
con información de El País
bvp
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