Por Israel Navarro
Twitter @navarroisrael
Así como a muchas personas les emociona el inicio de temporada del futbol, beisbol o fútbol americano, a mí me emociona el inicio de la contienda electoral de Estados Unidos. La diferencia es que la elección presidencial es un Super Bowl que se juega cada cuatro años. Por eso déjenme contarles un poco cómo funciona el proceso.
A partir de la semana pasada comenzó la contienda interna de los partidos para definir quién será su candidato, y esto se realiza de una manera sencilla. Cada partido organiza una elección por estado, con un calendario ya definido. Cada semana se lleva a cabo la jornada electoral en uno o dos estados. Con excepción del famoso Súper Martes, del 5 de marzo, en el que simultáneamente 16 estados eligen a su gallo.
Con cada una de estas elecciones estatales, cada candidato va ganando delegados que al final comprometen su apoyo en las Convenciones Nacionales que serán en julio y agosto y es donde finalmente se unge oficialmente a quienes tengan más delegados a su favor.
En el caso del partido Demócrata, aunque Joe Biden está en la boleta interna, es el favorito simplemente por ser el presidente, por tener 100 veces mayor exposición que sus oponentes internos, y porque así lo dicta la tradición. El presidente en turno no se desgasta en conseguir la candidatura. Lo interesante es la contienda del retador, en este caso el partido Republicano.
El favorito es ni más ni menos que Donald Trump, quien siendo expresidente goza de mayor reconocimiento entre el electorado, y quien ha utilizado los juicios y demandas en su contra como un medio para endurecer a la base más conservadora de su partido, justificando el proceso legal como una «cacería de brujas», y parece que le ha funcionado, porque lejos de caer en las encuestas, ha logrado posicionarse como el candidato más fuerte para enfrentar a Biden.
Y dentro de este proceso interno, es sumamente importante ganar los primeros estados, poque ahí es cuando la gente ve el potencial que tiene el candidato. Trump ganó la semana pasada en Iowa con el 52% de las preferencias. Y esto ocasionó dos bajas importantes de la contienda, el gobernador de Florida Ron De Santis, y el joven Vivek Ramaswamy, quienes al retirarse le dieron su apoyo a Trump.
Ahora solo queda en el panorama una contendiente: Nikki Haley, quien curiosamente fuera Embajadora de Estados Unidos ante la ONU durante la administración Trump. Si en la próxima contienda, que será New Hampshire, no hace un papel decoroso, prácticamente la boleta estará definida. ¡Saquen las botanas para ver este partido!
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica.
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