Por Israel Navarro
Con un siglo de edad muere Henry Kissinger, un diplomático cuyo nombre resuena con tanta fuerza y significado en la escena mundial como pocos. Nacido en Alemania y habiendo emigrado a Estados Unidos por la persecución a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial, Don Heinz Alfred llegó a ser un rockstar de las relaciones internacionales en la década de 1970. Ahí les va por qué:
Primero por la negociación del fin de la Guerra de Vietnam, un conflicto que había sumido a Estados Unidos en una crisis interna y dejado cicatrices profundas en la conciencia nacional. La habilidad de Kissinger para forjar acuerdos y establecer un diálogo con Vietnam del Norte contribuyó significativamente a la retirada de las tropas estadounidenses, lo que le valió el Premio Nobel de la Paz.
Segundo, por su política de distensión con la Unión Soviética que redujo las tensiones de la Guerra Fría. Este enfoque pragmático permitió pavimentar el camino para acuerdos históricos como el Tratado de Limitación de Armas Estratégicas (SALT), lo cual fue un golazo olímpico porque en aquella época el miedo a los ataques nucleares era constante y sonante.
Tercero, porque desempeñó un papel fundamental en la apertura de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y la República Popular China a través de la llamada “diplomacia del ping-pong”, lo cual logró haciendo acuerdos en secreto con el líder chino Mao Zedong. Al día de hoy, se siente esta alteración en el equilibrio de poder geopolítico mundial.
Aunque también hay que reconocer que tuvo sus detractores por la falta de consideración por los derechos humanos en su doctrina de la Realpolitik, especialmente en casos como el apoyo a regímenes dictatoriales con tal de mantener a raya la influencia comunista en el Occidente. Por ejemplo, en algunos documentos oficiales desclasificados revelan que Kissinger le dijo a Nixon que la elección del presidente socialista Salvador Allende de Chile era “uno de los retos más serios jamás enfrentados en el hemisferio”. Posteriormente, cuando Allende fue derrocado por Pinochet, según los documentos revelados,Kissinger habló por teléfono con el Presidente Richard Nixon sobre el golpe militar afirmando que no lo hizo Estados Unidos, pero sí ayudó. Y así como esas historias debe haber decenas.
Sin embargo, es innegable que su pragmatismo y astucia diplomática dejaron una huella imborrable. Su capacidad para navegar por las aguas turbulentas de la política global y su contribución a la resolución de conflictos es el mayor legado de Henry Kissinger, uno de los estrategas más destacados del siglo XX. Descanse en paz.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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