Israel navarro
El voto es una conexión emocional entre el candidato y el elector. En el caso de Argentina, hay dos emociones que se están enfrentando frontalmente en este proceso electoral: la ira y el miedo.
Por un lado, hay un gran enojo hacia el oficialismo kirchnerista dada la complicada situación económica que enfrenta el país. Para que se den una idea, cuando el actual presidente, Alberto Fernández, asumió el mandato, el dólar blue (que no es la tasa de cambio controlada, sino la real que se rige por la oferta y demanda en las calles), estaba en 70 pesos por dólar. Hoy se encuentra en 900 pero hace un par de semanas llegó a estar a por encima de los 1000 pesos por dólar. Y nótese que el candidato oficialista, Sergio Massa, fue ministro de Economía. O sea, no es su mejor carta de presentación.
Y por otro lado, tenemos a un radical, Javier Milei, el candidato que quiere quemar al sistema, demoler instituciones, y poner en la calle a la clase política convencional, que si bien satisface la ira de muchos, también genera miedo entre diversos sectores por lo extremista de sus posturas y declaraciones. Por ejemplo, una de las caídas recientes de la moneda argentina se debió a que aconsejó públicamente a los ahorradores a no refrendar los fondos a plazo fijo. El pánico afecta al bolsillo.
En este contexto, se llevó a cabo la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Argentina, en la que sale victorioso Sergio Massa, pero más allá de esta victoria parcial, porque vendrá la segunda vuelta, llama la atención que la coalición oficialista Unión por la Patria, obtuvo 9% más en comparación con las elecciones primarias, un crecimiento sustancial que le permitió a Massa obtener el 36% de la votación; mientras que el segundo lugar, Milei, que había sorprendido en las primarias, se queda con un estático 30%.
La pregunta ahora es qué va a pasar en el balotage o segunda vuelta. Entre Massa y Milei sumaron dos tercios de la votación válida, lo cual quiere decir que hay un 33% que aglutinaron las otras opciones que ahora tendrán que optar por el miedo o la ira, porque seamos francos, no hay mucha esperanza movilizando al voto argentino en esta elección.
Y esto quiere decir que la moneda está en el aire porque los seguidores de Bullrich, la candidata del macrismo, que obtuvo el 23% de la votación, y de los otros dos candidatos tienen en sus manos la decisión de refrendar al criticado peronismo en el poder por otros 4 años, o bien, instalar un nuevo régimen que puede ser como un meter un tenedor al enchufe eléctrico, con tal de experimentar algo nuevo. El próximo 19 de noviembre sabremos si es más fuerte el enojo por el pasado o el miedo al futuro desconocido.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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