Por Israel Navarro
Twitter @navarroisrael
Vienen nubarrones en la política estadounidense, porque resulta que hay una alta probabilidad de que el gobierno federal de Estados Unidos entre en paro. ¿Qué quiere decir eso? Que todas las agencias y empleados que no sean de carácter esencial suspenderán actividades hasta que el Congreso llegue a un acuerdo sobre el presupuesto de egresos. Es decir, que si para el próximo sábado a las 11:59 de la noche, no hay consenso en 12 iniciativas sobre el gasto público, a partir del domingo primero de octubre, más de 4 millones de empleados federales se irían a su casa sin sueldo.
¿Por qué están en ese punto? Por dos razones, primero por la postura administrativa de los Republicanos que exigen mayores recortes al gasto, y la segunda es política. Trump está pidiendo a los diputados de su partido forzar el paro del gobierno para suprimir el presupuesto de las fiscalías que llevan las acusaciones en su contra, para que el juicio se alargue lo más posible, además de poder golpear políticamente a Joe Biden usando la molestia de los ciudadanos ante la incapacidad operativa de su administración.
Y ojo, esta no es la primera vez que el país ha estado en esta situación. Desde 1976 ha habido 22 veces en las que el gobierno ha tenido que suspender actividades por desacuerdo en el presupuesto de egresos, pero la más reciente y larga fue el paro entre diciembre de 2018 y enero de 2019 durante la administración de Trump, quien solicitaba recursos para construcción del muro con México. Obviamente la oposición no le iba a dar un centavo para eso, y así, al no haber acuerdo, el gobierno cerró por 35 días, lo que puso a Trump contra las cuerdas, y al final tuvo que ceder. Ahora, Trump la está aplicando al revés, porque cada día que el gobierno esté en paro, es desgaste para Biden.
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Con estas condiciones políticas, un ambiente exacerbado de campaña, y la polarización ideológica que rige al país, es difícil que haya negociaciones de buena fe. Los intereses de cada bando hacen que la posibilidad de entrar en paro cada día crezca más. Estamos a menos de una semana de que el «juego de la gallina» termine en el choque de ambos coches, y quienes van a pagar los platos rotos son los ciudadanos o la gente que está fuera del ambiente político, porque los diputados en cuyas manos está esta papa caliente, seguirán cobrando su sueldo.
Por lo pronto, el mundo financiero ya se está preparando para el impacto del paro gubernamental, que seguramente se verá reflejado en la caída de las bolsas, porque por más liberal que sea el mercado, para que las empresas prosperen necesitan un gobierno funcional. Vamos a ver cuánto tiempo pasa antes de que haya acuerdo, y a ver quién aguanta más con el agua al cuello. Esta es, sin duda, una prueba de resistencia política.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica.
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