Disminuir la dependencia de importaciones provenientes de países asiáticos, como propone la Secretaría de Economía (SE), implicará encontrar nuevas fuentes para casi el 40% de las compras internacionales de México. Según datos del Banco de México (Banxico), en los primeros siete meses de este año, el país importó mercancías por un valor total de 359,745 millones de dólares, de los cuales el 39.3% provinieron de Asia.
China es el principal proveedor asiático de México, representando el 20.2% del total (72,511.9 millones de dólares) y casi la mitad de las importaciones desde Asia entre enero y julio.
Un desafío adicional que enfrentará México con este plan de sustitución será identificar proveedores para sectores estratégicos, ya que Asia destaca en áreas como maquinaria, aparatos y material eléctrico, que incluyen desde reactores nucleares, calderas, motores, bombas de aire hasta dispositivos como ventiladores.
Turenna Ramírez, socia líder del área de Comercio Internacional, Aduanas y Regulatorio en Holland & Knight, señaló que la meta establecida por el nuevo gobierno requiere una planificación estratégica conjunta con el sector privado, incluyendo medidas de facilitación comercial e incentivos para la inversión.
«Esto exige tiempo, planificación, infraestructura, inversión y también medición. Es decir, se deben evaluar objetivos en periodos para determinar la eficiencia de este reemplazo», comentó la experta en entrevista.
Agregó que el plan debe consolidar una estrategia segmentada, una política industrial y potenciales polos que proporcionen la proveeduría necesaria.
Por su parte, Moisés Zavaleta, director de Estrategia en Ansley Consultores Internacionales, indicó que el reto radica en que algunas empresas ya tienen una cadena de suministro establecida con productos adquiridos directamente de proveedores asiáticos, y en ciertos casos la importación se debe a la escasez en México.
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«No es suficiente definir una política que aumente los aranceles de determinados productos para que las empresas mexicanas puedan comprar insumos nacionales.
«Se requiere un análisis mucho más detallado, donde se identifique cuáles son realmente los productos que se pueden sustituir o asignar un tiempo específico a la industria nacional para que las empresas que producirán esos bienes se adapten», consideró Zavaleta.
Por lo tanto, será necesario crear una estrategia que ofrezca alternativas y no solo penalice la importación asiática.
Ramírez añadió que, si bien México tiene el objetivo de fortalecer la industria nacional, debido a la globalización de las cadenas de suministro, este tipo de iniciativas gubernamentales deben ofrecer la misma calidad y eficiencia en los insumos locales, especialmente para no afectar al consumidor final.
«Cualquier interrupción en esta cadena de eficiencia resultaría en un gran fracaso en toda la cadena de suministro, y el último perjudicado siempre será el consumidor», afirmó la especialista de Holland & Knight.
Un sector en el que Estados Unidos y Canadá aventajan a Asia es el de químicos, que incluye desde jabones hasta agroquímicos y productos farmacéuticos; sin embargo, en el caso de China, el país aporta prácticamente la totalidad de las importaciones asiáticas de México en este rubro.
Con información Reforma.
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