El presidente Luis Arce denunció un intento de golpe de Estado, lo que pone de manifiesto la complicada situación que atraviesa Bolivia. La denuncia se produjo tras la toma de la Plaza Murillo y del Palacio Quemado en La Paz por soldados y vehículos militares. Estas acciones fueron dirigidas por el general Juan José Zúñiga, quien había sido destituido como jefe del Ejército por sus declaraciones contra el expresidente Evo Morales. Zúñiga justificó su intervención militar por la «situación del país» y afirmó que las Fuerzas Armadas buscaban «reestructurar la democracia». Aunque el levantamiento fue controlado y Zúñiga detenido, la población boliviana vive momentos de incertidumbre.
El reciente episodio, condenado por todos los sectores políticos, refleja la creciente tensión que Bolivia ha experimentado en los últimos meses. ¿Cuáles son los factores que han alimentado esta tensión? Aquí te lo explicamos.
1. Conflicto político entre Luis Arce y Evo Morales
El intento de golpe denunciado por Arce es el más reciente evento en la turbulenta historia política de Bolivia.
A lo largo de sus 200 años de historia, este país andino ha enfrentado numerosos levantamientos militares y sublevaciones que han desestabilizado a sus líderes.
Las causas y los contextos políticos han variado a lo largo del tiempo.
En esta ocasión, la acción del general Zúñiga fue precedida por una intensificación de la lucha de poder entre el expresidente Evo Morales y su sucesor, Luis Arce.
Esta situación ha provocado una fractura dentro del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido en el poder.
La división se hizo evidente en septiembre de 2023, cuando Morales anunció su candidatura presidencial para las elecciones de 2025, desafiando directamente a Arce, quien se espera que busque la reelección.
El exmandatario acusó al gobierno de intentar detener su candidatura y advirtió que habrá una «convulsión» en Bolivia si es inhabilitado.
Evo Morales lideró el país durante casi 14 años hasta que en 2019 tuvo que abandonarlo tras unas elecciones marcadas por acusaciones de fraude.
Morales denunció un golpe de Estado apoyado por Estados Unidos y se exilió.
Después de un gobierno interino de 11 meses, Luis Arce obtuvo una victoria decisiva en las elecciones de octubre de 2020, lo que permitió el regreso de Morales.
Sin embargo, el entusiasmo solo garantizó unos meses de calma, ya que pronto comenzó a crecer la división entre los dos líderes del MAS. Esta división fue tan profunda que este año el partido celebró su 29 aniversario por separado, con los «evistas» en Santa Cruz y los «arcistas» en La Paz.
La pugna política se trasladó al Congreso, donde Arce perdió la mayoría debido a la escisión del MAS.
El doctor en Ciencia Política Fernando Mayorga explicó a BBC Mundo en septiembre de 2023 que la fractura del bloque oficialista permitió que los parlamentarios leales a Morales establecieran acuerdos con la oposición para bloquear decisiones del Ejecutivo o censurar a ministros, lo cual ha incomodado a Arce durante meses.
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Todo esto ha llevado a que el gobierno acuse a Morales de provocar un «escenario de crisis estructural en el país» con el objetivo de «acortar» el mandato de Arce.
«Evo Morales está dispuesto a bloquear nuestra economía y a convulsionar nuestro país para imponer su candidatura a las buenas o a las malas, como él mismo lo ha dicho», declaró la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, en una conferencia de prensa el domingo 23 de junio.
Por su parte, Morales escribió en su cuenta de X (anteriormente Twitter) que «la verdadera conspiración contra el gobierno está en la incapacidad y la corrupción de sus funcionarios. El pueblo necesita confianza en sus autoridades y solución a sus problemas».
Arce, por su parte, ha dicho en diversas declaraciones públicas que es objeto de un «golpe blando» que tiene como objetivo «acortar mandatos» y tras el cual estarían los seguidores de Morales, a lo que el expresidente ha dicho que «los únicos que hablan de acortar el mandato presidencial son los propios miembros del gobierno».
Después del levantamiento militar ocurrido este miércoles en La Paz, el general Zúñiga -quien ha sido calificado como cercano a Luis Arce y a los sectores mineros y sindicales- acusó al presidente de montar un «autogolpe» para «levantar su popularidad».
2. Deterioro del «milagro económico» boliviano
Toda esta pugna política ocurre en un momento económicamente muy complejo para Bolivia.
Bloqueos de carreteras y manifestaciones han tomado fuerza en los últimos meses debido al deterioro de su economía que, paradójicamente, ha destacado dentro de América Latina en la última década debido a su rápido crecimiento, estabilidad y capacidad para contener la inflación.
Algunos le llamaron, incluso, «el milagro económico boliviano».
Pero este modelo mostró sus grietas en marzo de 2023 cuando se evidenció una grave escasez de dólares y comenzaron a aparecer en las calles largas colas de ciudadanos que intentaban conseguir la divisa.
«La disponibilidad de dólares es cada vez menor. Antes, yo podía sacar lo que quería, pero hoy sólo me permiten 100 dólares por día», le cuenta a BBC Mundo Marcelo Pérez, fotógrafo y periodista que vive en La Paz.
La aparición de un mercado paralelo de dólares es un fenómeno destacado por el economista boliviano y consultor financiero internacional Jaime Dunn. Según él, existen aproximadamente 13 tipos de cambio paralelos, tanto formales como informales.
A pesar de que el gobierno de Luis Arce asegura que la economía del país sigue siendo estable y atribuye la situación actual a un «brote especulativo», varios expertos sostienen que el problema es más profundo. Parte de esta crisis se debe a la disminución en la producción de gas natural, una fuente significativa de ingresos para Bolivia desde la nacionalización de los hidrocarburos en 2006 por Evo Morales.
Jaime Dunn señala que, desde 2014, los beneficios de esa bonanza comenzaron a disminuir, lo que redujo la cantidad de dólares que ingresaban al país. Paralelamente, las reservas internacionales del Banco Central disminuyeron drásticamente, pasando de $15.122 millones en 2014 a $1.796 millones en abril de 2024.
Estos fondos han financiado programas sociales implementados por los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce, incluyendo subsidios a la compra de combustibles, los cuales Bolivia debe importar y pagar en dólares en los mercados internacionales.
Dunn explica que esta situación ha llevado al país a una crisis debido a que, pese a la disminución de ingresos, el gasto se ha mantenido elevado. Desde 2014, los ingresos del gas natural han sido sustituidos por deuda interna y externa. La escasez de dólares ha afectado especialmente a los sectores que dependen de la importación y exportación de bienes.
«Bolivia es importador de insumos y de bienes de capital en casi un 80% por lo que se ha visto muy afectado por la escasez de dólares», señala a BBC Mundo Claudia Pacheco, presidenta del Colegio de Economistas de Santa Cruz.
Según Marcelo Pérez, esto ya se puede sentir en las calles, con el aumento del valor de algunos productos básicos como el arroz o el tomate.
«En el supermercado han subido de precio algunos productos y otros directamente han desaparecido porque ya no los pueden importar con la frecuencia que lo hacían antes», indica.
En los últimos días, no obstante, el viceministro de defensa de los derechos del usuario y consumidor, Jorge Silva, afirmó que se había logrado estabilizar el precio de estos productos.
La escasez de dólares también ha afectado directamente a la importación de combustible.
Bolivia impuso hace más de 15 años un subsidio a la compra del combustible, lo que ha significado un fuerte gasto en sus cuentas públicas.
Ahora, advierten los expertos, no tiene dólares para comprarlo. Esto es problemático si se considera que, según el propio presidente Arce, Bolivia importa el 56% de la gasolina y el 86% del diésel que consume.
«Bolivia ha pasado de ser un país exportador neto de energía a ser un importador. Habiendo sido hace apenas 10 años atrás una especie de centro energético para Sudamérica», afirma Jaime Dunn.
El mandatario boliviano ha reconocido que la situación del diésel es «patética».
Según él, se debe a una «falta de una política hidrocarburífera clara en el país» durante los últimos años.
Ahora, sin embargo, el presidente ha dicho que están «haciendo lo correcto» con la aprobación de proyectos que supuestamente ayudarán a garantizar reservas de gas, de diésel y gasolina.
3. Descontento entre los bolivianos
Lo anterior ha generado descontento en la población.
Comerciantes y transportistas han realizado manifestaciones y bloqueos viales en distintas ciudades del país.
Mientras que una multitud de vendedores ambulantes han marchado hasta La Paz denunciando la escasez de dólares y combustibles.
«En 2023 tuvimos casi 200 días de bloqueos, lo que perjudicó la importación y la exportación», dice Claudia Pacheco.
En las gasolineras se han formado largas colas de personas buscando combustible. En respuesta, el presidente Arce ha ordenado la militarización del sistema de suministro de combustibles.
«Algunos días hay diésel disponible, pero otros no. A veces tienes que dormir en las gasolineras para conseguirlo», comentó un conductor a la agencia de noticias Reuters.
Esta situación ha llevado al gobierno a implementar medidas para abordar estos problemas. En febrero, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, se reunió con colectivos empresariales y anunció una serie de reformas económicas, incluyendo la relajación de las restricciones a las exportaciones y la creación de una subasta de diésel para los grandes productores.
No obstante, estas medidas aún no han sido suficientes.
La tensión derivada de estos episodios también ha afectado la popularidad de Arce, cuya aprobación ha disminuido según las encuestas.
De cara a las elecciones de 2025, esto podría representar un problema.
Analistas consultados por BBC Mundo coinciden en que su principal desafío es resolver los problemas económicos, lo cual resulta paradójico dado que Arce es considerado por los expertos como el «padre del modelo económico» vigente en el país.
Con información BBC.
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