Tuve que esperar unos días para asimilar las noticias.
Pero algo se esfumó en el ánimo de la gente.
No hay sonrisas en la calle, menos júbilo. Se percibe un aire de resignación y vuelta a la cotidianidad: a seguir esperando que no nos asalten, que no llegue el cobro de piso o que por favor, haya medicinas.
O que mi hija llegue a casa sin que la violenten.
Sí, estoy abatido.
Descorazonado.
Imposible negar que fue una elección de estado.
La extorsión y el miedo a perder los apoyos sociales, dos años de campaña, los millones de pesos y los parásitos del bienestar cumplieron su tarea.
Y no, no puedo sentir respeto por quienes llegaron al poder por la democracia y ahora buscan perpetuarse demoliéndola, acabando con las instituciones y cualquier contrapeso.
No logro entender como 35 millones de mexicanos están cómodos conviviendo con la extorsión y la impunidad, como pueden pisar las calles sobre los charcos de sangre de 190 mil muertos.
Como pudieron avalar la destrucción de la selva sin inmutarse siquiera.
No entiendo cómo millones pudieron votar por una mujer que con acciones y discurso ha mostrado un profundo desprecio a las causas de mujeres.
Me rebasa su indolencia.
Su egoísmo.
La única certeza que tengo hoy es que me avergüenza compartir patria no con quien se parte la madre cada día, con quien aspira a más y con quien representa lo más valioso de este país.
Me avergüenzo de compartir patria con el pueblo corrupto, ladrón, transa, pendejo, ignorante, mentiroso, narcotraficante, resentido, acomplejado, sumiso y vendido que está enquistado en el cuerpo entero de México.
Alguien, arrogante, se atrevió a decir que por vivir fuera de México se me anula la crítica.
Es una estupidez.
México es de todos, la bandera no le pertenece a un individuo y los mexicanos libres hacemos patria todos los días y en cualquier lugar del mundo porque aunque hoy nos duela terriblemente y esté al borde del autoritarismo, lo llevamos en las manos, lo llevamos en el corazón tricolor en el que nos reconocemos y lo traemos en el alma con la que seguiremos resistiendo.
Que les quede así de claro.
Hoy no es viva México.
Hoy es, sobrevive México.
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