InicioNacionalDescubrimiento en Chichén Itzá revela sacrificios humanos infantiles

Descubrimiento en Chichén Itzá revela sacrificios humanos infantiles

En 1967, trabajadores que construían una pista de aterrizaje cerca de Chichén Itzá en Yucatán, México, encontraron una cavidad subterránea llena de huesos humanos. Los restos fueron recolectados y la cueva destruida, dejando un misterio sin resolver sobre los sacrificios humanos en la cultura maya. Recientes análisis de ADN de 64 víctimas han proporcionado nuevas pistas sobre quiénes eran y por qué fueron sacrificados.

Chichén Itzá, una ciudad maya famosa por su pirámide de Kukulkán, su juego de pelota y su observatorio astronómico, fue el epicentro de la civilización maya que floreció en la península de Yucatán, Belice y Guatemala antes de su colapso alrededor del año 1000 d.C. Dentro de este complejo religioso se encuentra el Cenote Sagrado, un gran agujero lleno de agua dulce considerado una entrada al inframundo por los mayas, donde se han encontrado numerosos restos humanos. La cavidad descubierta en 1967, conocida como Chultún, probablemente sirvió como cisterna de agua dulce y luego como lugar de entierro para las víctimas.

Rodrigo Barquera, paleogenetista del Instituto Max Planck de Biología Evolutiva en Alemania, lideró un estudio iniciado en 2014 que analizó los restos de 64 cadáveres. Extrajo ADN del hueso petroso del cráneo y determinó que todas las víctimas eran niños de entre tres y seis años. Fueron asesinados a lo largo de cinco siglos, del VI al X, con un aumento de sacrificios entre 800 y 1000 d.C., durante el apogeo y posterior colapso de Chichén Itzá. Sorprendentemente, se encontraron dos pares de hermanos gemelos entre los muertos, así como otros vínculos familiares cercanos.

El Popol Vuh, el libro sagrado maya, menciona el mito de dos gemelos que descienden al inframundo y son sacrificados por los dioses después de un juego de pelota. Este mito sugiere que los niños fueron sacrificados en homenaje a los “gemelos héroes”. Oana del Castillo, bioarqueóloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, explica que los gemelos enfrentan la muerte para asegurar la continuidad de los ciclos cósmicos y la vida en la Tierra.

Anteriormente, se creía que las víctimas eran niñas o jóvenes, una teoría propuesta por Edward Herbert Thompson, quien dragó el Cenote Sagrado a principios del siglo XX. Sin embargo, los análisis recientes revelaron que no había signos físicos de violencia en los cuerpos, como decapitación o extracción de corazón, rituales comunes entre los aztecas. Barquera sugiere que el sacrificio es la explicación más plausible, ya que es raro encontrar tantos niños muertos de entre tres y seis años, todos varones y muchos relacionados entre sí.

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La dieta de las víctimas también apoya la teoría del sacrificio ritual. Los investigadores encontraron tres grupos dietéticos distintos: algunos niños comían más proteína de pescado, otros carne y algunos tenían una dieta más modesta, lo que sugiere que provenían de diferentes clases sociales. Las dietas de los gemelos sacrificados eran prácticamente idénticas, indicando que recibieron el mismo cuidado y nutrición antes del sacrificio.

Este estudio también analizó el ADN de 68 residentes actuales de Tixcacaltuyub, un pueblo cercano a Chichén Itzá. Los resultados muestran que los descendientes del pueblo maya conservan características genéticas de resistencia a bacterias como Salmonella entérica, responsable de la epidemia de Cocoliztli en 1545.

Con información de Notas de Prensa.

AR

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