En la localidad pesquera de Grindavik, ubicada al sur de Islandia, se llevó a cabo una evacuación de emergencia ante la amenaza inminente de una erupción volcánica. Aunque aún no se han registrado flujos de lava, los residentes que pudieron observar sus hogares reportaron daños extensos causados por una serie de terremotos.
En una entrevista telefónica, Palmason, un residente de 36 años y padre de dos hijos, quien ha vivido toda su vida en Grindavik, compartió la devastación: «El trabajo desapareció, el jardín de infancia desapareció, la escuela desapareció y nuestra casa desapareció, todo al mismo tiempo».
Aunque los habitantes de la zona estaban acostumbrados a vivir con la amenaza de erupciones volcánicas, la intensificación de los temblores desde el 25 de octubre generó mayor preocupación. Los geólogos detectaron un túnel subterráneo lleno de magma que corría casi directamente bajo la ciudad, aumentando el riesgo de una erupción inminente.
Con el temor de que la erupción pudiera ocurrir en cualquier momento, los residentes se aferraban unos a otros mientras los terremotos se volvían más constantes y poderosos. Ante la emisión de una orden de evacuación formal por parte de las autoridades, los residentes tuvieron poco tiempo para empacar algunas pertenencias antes de buscar refugio.
Organizaciones como la Asociación de Bienestar Animal de Islandia emprendieron misiones de rescate para proteger a las mascotas y ganado que quedaron abandonados durante la evacuación. La zona, ubicada en la intersección de las placas tectónicas de América del Norte y Eurasia, es geológicamente activa y rica en energía geotérmica.
Por si no lo viste:
La península de Reykjanes, donde se encuentra Grindavik, permaneció inactiva durante casi 800 años hasta principios de 2020, cuando comenzó una intensa actividad sísmica. A pesar de que las erupciones anteriores eran relativamente pequeñas y alejadas, la reciente actividad volcánica ha generado preocupaciones significativas.
El Parlamento de Islandia aprobó un proyecto de ley para proteger infraestructuras clave en la península, y se anunció la construcción de fortificaciones alrededor de la planta de energía y la Laguna Azul. El futuro de Grindavik, habitada desde los primeros días de la colonización de Islandia en el siglo IX y hogar de más de 3,600 personas, permanece incierto ante la amenaza volcánica.
Con información de El Financiero
DVA
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