Por Israel Navarro
Twitter @navarroisrael
«Familia es familia», dice una canción de Rubén Blades que nos hace pensar en Nicolás Petro, hijo del Presidente de Colombia, Gustavo Petro. La historia detrás de su detención es esta: Resulta que Nicolás, que también se dedica a la política, se divorció a los pocos meses de que su padre asumiera la presidencia. Y como que la cosa no quedó tan en buenos términos con su ahora exesposa, Daysuris Vásquez, porque a la doña se ocurrió dar una entrevista a la revista Semana en la que cantó como un canario, todas las triquiñuelas de su entonces marido.
¿Qué ventiló? Pues que durante y después de la campaña Nico estuvo recibiendo dinero de empresarios de cuestionada reputación y de narcotraficantes a cambio de incluirlos en las negociaciones de paz de su papá. Y además andaba extorsionando a los ministros del gabinete para que le dieran puestos para acomodar a su gente, es decir, tráfico de influencias sabroso. Por eso la Fiscalía General le giró orden de aprensión a Petro Junior y la misma Daysuris.
Según Day, como es llamada coloquialmente, todo lo que hizo Nicolás fue a espaldas de Don Gus. Pero soltar esas acusaciones, tuvieron un efecto devastador en las condiciones de gobernabilidad de su exsuegro. Porque, recordemos que Petro entró a la presidencia con un Congreso dividido y con la mitad del país en contra. Ahora menos va a poder pasar las reformas y su cuestionado plan de paz que reduciría las penas a miembros de grupos armados que desmantelen sus redes criminales, reconozcan sus delitos, y entreguen armas e información sobre sus fechorías.
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Pero dejemos de lado la gobernabilidad. El problema principal es que la detención de Nicolás Petro, es un golpe a la credibilidad de su papá, y seguramente le costará apoyo entre quienes le daban el beneficio de la duda al primer gobierno de izquierda del país. Y esto es muy relevante porque a finales octubre vienen las elecciones regionales, en las cuales se disputarán las gubernaturas, alcaldías, y asambleas departamentales; o sea, el control territorial del país.
Al presidente no le quedó otra más que hacerse a un lado. Desde su cuenta de Twitter dijo: «Como persona y padre me duele mucho tanta autodestrucción y el que uno de mis hijos pase por la cárcel; como presidente de la República aseguró que la fiscalía tenga todas las garantías de mi parte para proceder de acuerdo a la ley. A mi hijo le deseo suerte y fuerza. Que estos sucesos forjen su carácter y pueda reflexionar sobre sus propios errores.» Claramente el presidente sabe, que viene una administración tormentosa y que su legado y apellido, pase lo que pase, van a salir manchados. «Cuánto control y cuánto amor tiene que haber en una casa. Mucho control y mucho amor para enfrentar a la desgracia» diría el salsero panameño.
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica.
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